En el verano de 2018 el debate a nivel nacional sobre el lenguaje como instrumento de discriminación hacia la mujer cobra fuerza en torno a elementos clave de la cultura y la sociedad españolas, como son la Real Academia Española (la RAE, garante durante siglos de la preservación de nuestro idioma) o la propia Constitución de 1978 (seña de identidad y de unidad de la nación, que, tras múltiples avatares y circunstancias, apenas ha sido modificada en sus 40 años de existencia). Los ánimos están encendidos entre quienes consideran que el « lenguaje inclusivo » debe llegar a todos los ámbitos sociales, por una cuestión de justicia fundamental, y quienes estiman que la igualdad entre las personas atañe a las personas, y no debe extenderse a elementos como el propio idioma que hablamos para «alambicarlo».
Con este collage queremos hacernos eco de dicha situación, citando uno de los pasajes más hermosos y conocidos del Quijote de Miguel de Cervantes, obra cumbre de la literatura española. Precisamente en dicho extracto, preñado de múltiples simbologías, encontramos el paradigma que ilustra esta controversia en torno a la lengua. ¿Podemos saber cómo puede cambiar (o no) dicho pasaje si para aproximarnos al mismo enfocamos con unas «gafas violeta»? La respuesta de consenso a esta cuestión no parece nada fácil.
Al mismo tiempo, en esta propuesta retomamos la idea central del collage precedente, las mujeres como miembros proactivos y dinámicos de nuestra sociedad, como «caballeras», como «quijotas»,… y también todas aquellas mujeres que, tal vez, no pretenden ser consideradas pioneras, valientes o heroínas, sino sencillamente construir sus vidas por sí mismas y ser dueñas de su propio destino.
Lo que no se nombra, no existe. De ahí la importancia del lenguaje inclusivo. Gracias por recordarlo.
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