El diseño aparente del cuadro surrealista de Magritte, Ceci n´est pas une pipe (pintado en 1929) nos sirve de inspiración para ilustrar un propósito: los vástagos de una pareja, en ocasión de desavenencia, pueden acabar siendo utilizados por sus progenitores como armas arrojadizas para atacar e infligir daño a la parte contraria. Esta arma arrojadiza terminará inexorablemente dañando a todos los miembros implicados en la ecuación, empezando por los más vulnerables, las propias criaturas, quienes en ningún caso y bajo ningún concepto deben ser instrumentalizados.
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