Junto a la familia, la educación conforma uno de los pilares articulares fundamentales de la sociedad. El sistema educativo es el instrumento y el medio que promueve la formación y el desarrollo de cada persona, a nivel individual, y también de manera integrada, colectiva.
Hasta relativamente fechas recientes, como podemos ver en el collage, el conjunto de la enseñanza en nuestro país era de tipo segregado. En la actualidad, los planes educativos priorizan las enseñanzas mixtas en todos los niveles educativos, si bien también admiten que determinados centros o colectividades implementen enseñanzas de tipo diferenciado por sexos. El debate al respecto es intenso y no carente de polémica, máxime cuando las distintas propuestas de educación segregada proceden de ámbitos tan dispares (léase antagónicos), e incluso de determinados sectores del feminismo (éstos, apoyados en dinámicas con una cierta implantación en determinados sistemas educativos, como los de algunos países nórdicos).
Quienes se muestran a favor de la educación integrada opinan que la evolución y la formación de la persona en el seno de la colectividad, el proceso de sociabilización (que responde en última instancia al concepto de ubuntu), debe integrar sin excepciones al conjunto de discentes que conformarán, en igualdad de deberes y derechos, la sociedad del mañana. Por contra, para quienes apoyan la educación segregada (la separación entre niños y niñas en todo o en determinadas partes del proceso), ésta resultará más ventajosa atendiendo, entre otras cuestiones, a sus necesidades de desarrollo psicoevolutivo.
Hemos querido reflejar este debate y este contraste conjugando unas imágenes del pasado con contenidos textuales que contraponen el clásico Los niños con los niños y las niñas con las niñas y su posible evolución con variantes desde el enfoque de lo que conocemos como lenguaje inclusivo.
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